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El deber de evitar una guerra en Corea


Para atreverse a defender a la RPDC hay que tener coraje, pero mucho más hay que tenerlo para señalar a los EE.UU como el único culpable de que se desatara una guerra en la península coreana. Solo personas como Fidel Castro pueden tener ese coraje, pues conocen muy bien cuan importante es para un joven revolucionario el retener el poder a cualquier precio; nadie como él ambicionó tanto las mieles del poder absoluto , cual es el único que es realmente disfrutado a plenitud a diferencia de los poderes presidenciales limitados y provisionales de las llamadas democracias occidentales, poderes últimos por los que nadie está dispuesto a ningún gran sacrificio por consérvalo, sino que lo entregan con facilidad, huyendo con cuanto pudieron llevarse consigo, así como lo hicieron Batista, Somoza, Duvalier y otros.

Más allá de las irrenunciables e innegociables mieles del poder absoluto, están también las consecuencias de una desmoralización total si fueran atacados por las omnipotentes fuerzas militares de los EE.UU, las que tienen una capacidad probada de poder destruir a sus adversarios sin siquiera tener una baja entre sus tropas, así como sucedió en su ultima guerra contra Irak. Es por esto que hay que tener coraje como lo tiene Fidel Castro para defender la actitud del gobierno de Corea del Norte.

No es fácil tener coraje; ni siquiera los filósofos contemporáneos tienen coraje para decir lo que realmente piensan; algo que, paradójicamente, si se atrevían a decir, por lo general, los filósofos de la antigüedad anteriores al siglo veinte. La falsedad, la hipocresía y la cobardía se ha adueñado no solo de los políticos que están o aspiran al poder, sino que se ha adueñado de toda figura publica, sean escritores, artistas, deportistas, cantantes, empresarios, personas con cargos públicos ó privados, etc., etc. Y no es precisamente atreverse a defender el socialismo -según existía antes de los noventa, tanto en Albania, Rumania, la URSS, Cuba, China, la RPDC y el resto de los países socialistas- por lo que hay que tener más coraje, sino que por atreverse a defender otros valores que se han ido ridiculizando y desmoralizando en las ultimas décadas.

La nueva fuerza moral que se le ha impuesto totalmente a la sociedad -al extremo que nadie se atreve a hacer ningún pronunciamiento en contra de ella- es la que está promoviendo no solo el entendimiento con la homosexualidad sino que la aceptación y promoción de ella como algo natural y civilizado y con lo que nos corresponde vivir obligatoriamente. Atreverse a decir algo en contra de ello es arriesgarse a penalidades que lo forzarían a retractarse y a pedir disculpas para evitar mayores consecuencias. Nadie, ni siquiera ningún sicólogo, sociólogo ó filosofo se atreve a escribir nada critico en relación con la tendencia homosexualizadora que va ganando terreno en todas las esferas de poder en las llamadas democracias occidentales y hasta en países llamados de socialistas que necesitan cambiar su imagen para tener mejores resultados en sus relaciones internacionales. De manera que estamos promoviendo una sociedad homosexual, la que, una vez generalizada, traería como consecuencia el que se facilitaran otras “conquistas” como lo serian la legalización de las drogas, la despenalización y legalización de la pederastia (pero únicamente entre miembros de un mismo sexo para así evitar la fomentación “opresora” de la heterosexualidad), entre otras conquistas ansiadas.

El capitalismo, que juega muy bien con la hipocresía humana y que siempre se adapta muy bien a los cambios para con su sobrevivencia, se ha dado cuenta de que carece de condiciones morales para poder enfrentársele a la homosexualidad, por lo que se ha abanderado en la misma; algo que sabe que nadie se atreverá a denunciar para así evitarse la muy agresiva respuesta de los grupos de homosexuales que se ofenden y reaccionan inmediatamente ante cualquier sugerencia que pueda afectar su imagen. Conociendo que nadie será capaz de decir nada en contra de la homosexualizacion global, especialmente en un mundo donde la homosexualidad es la que domina las letras y la intelectualidad, mientras que todos los medios de comunicación están supeditados a ella, las "democracias" capitalistas se les han rendido al alto poder de chantaje de la  histéria homosexual, sediendo más y más en sus demandas, bien sea mediante la creación de leyes represivas en “defensa” de la mujer sobre acoso sexual (las que inhiben a los hombres a acercárseles ó a dirigírseles por temor a ser acusados de faltarles el respeto a su dignidad ó a su intimidad), ó bien sea mediante a aplicación de leyes que supuestamente las protegen de la violencia domestica y de la violación sexual dentro de su propio matrimonio, el asunto es que cada vez los hombres se sienten mucho menos masculinos y mucho más obligados a apartarse de su naturaleza, lo que los arrastra a la homosexualización inducida.

Como decía anteriormente, los mayores impulsores de esta nueva política es la intelectualidad homosexual, la que domina en los medios de comunicación y en la palabra escrita. Ningún intelectual, homosexual ó no, se atrevería a decir nada en contra de esta política, pero especialmente la intelectualidad homosexual... hasta cuando se la dieran de marxistas.

Donde más han surgido esos intelectuales despreciables es en la Cuba actual, cuando se nota la gran cantidad de seudo intelectuales como Iroel Sánchez, quienes ponen en primer lugar sus intereses de preferencias sexuales por encima de la causa revolucionaria, negándose a denunciar los macabros planes de inducir la homosexualización humana, no solo por temor a que lo puedan considerar cómplices de los mismos por cuanto ello supuestamente le estaría beneficiando y cumpliéndoles un deseo, sino que sobre todo por egoísmo, ya que una humanidad homosexualizada les seria mucho más amena que una considerada homófoba; de ahí que hayan calculado que siendo homosexuales la inmensa mayoría de los “intelectuales” (por cuanto los machos no suelen ser hombres de letras, por lo que les han cedido ese campo a la homosexualidad), pues sacan conclusiones de que ningún intelectual, homosexual ó no se atreverá a denunciar la dominación global mediante la homosexualización de la humanidad, la que exigirá y logrará la despenalización de la relaciones sexuales con niños y adolescentes, siempre que se trate de relaciones entre miembros de un mismo sexo; un logro que los absorberá en orgias y que los hará olvidarse del resto de “las luchas revolucionarias” al hacerlo sentir haber logrado la máxima conquista..

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