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"El desperdicio del buen aprovechamiento de la vagina como medio para el goce sexual"

En un mundo de tantos miedos y prejuicios, la vagina de la mujer ha sido el mayor de todos los placeres que han sido desperdiciados por la humanidad, incluso, hasta pudiera sospecharse que ha sufrido mutaciones negativas debido a ello. Y no les voy a hablar del intenso erotismo que experimenta un varón –sobre todo si son jóvenes– cuando sienten una vagina rosándoles las nalgas o en contacto con su ano, lo que suele provocarles unas eyaculaciones intensas y únicas, por cuanto todo lo que interviene en provocárselas es la intensidad del erotismo, y sin que siquiera se tengan que tocar el pene para provocárselas; eso me sucedió a mi con una mujer ya en los mediados de los treinta cuando por fin me atreví a sentar mi ano sobre su vagina sin importarme ya lo que ella pudiera pensar sobre mi sexualidad una vez que eyaculara sobre ella a causa de la sensación irresistible que el sentirme su vagina en contacto con mi ano me provocara. Y me anticipaba al hecho por cuanto ya antes había experimentado lo mismo con otras mujeres, solo que apartaba mis nalgas de sus vulvas en cuanto sentía que si las dejaba ahí iba a eyacular sobre ellas... y no quería que mi esposa o amante del momento se fuera a formar ideas erradas de mi. O sea, no quería que ella fuera a pensar que yo era un “maricón” de closet.
Este no es el tema que les traigo. Si bien los hombres hemos desperdiciado miserablemente de la gran sensación que una vagina nos hace sentir en nuestro ano cuando lo ponemos en contacto con ella, hay algo más que ni siquiera las mujeres conocen y que ellas también han desperdiciado por ignorancia: El uso de la uretra como orifico por el cual tener sexo con penetración. Y es aquí mi experiencia a ese respecto con una mujer, la que -aparentemente– prefería usar de su orificio uretral para sentirse el pene de un hombre dentro de ella... que el usar su orificio vaginal. Y si digo “aparentemente” es porque ella nunca me lo confirmó; ella, nunca me dijo que estábamos teniendo sexo por el orificio de su uretra (aunque en los últimos dias en los que estuvimos viviendo juntos me hizo saber que ella tenia un secreto que no me iba a contar y yo, por tanto, no le insistí en que me lo dijera), pero aquí les voy a hablar de todas las razones que tengo para creer firmemente que así era.
 Sucedió que hace muchos años, yo conocí a una mujer que esperó hasta después de los cuarenta para tener sus primeras relaciones sexuales. Ella era una mujer que le tenia mucho miedo a toda forma de penetración, y de ahí que nunca fuera al dentista por temor a los pinchazos... muy a pesar de que tenia una muela en muy mal estado que apestaba horriblemente, siendo esa –entre otras muchas locuras en sus comportamientos anormales- una de las causas que nos separáramos al ella negarse a que se la extrajeran y ya tenia la boca cocinada de tantos enjuagues con listeine. Un día –y según me contó– ella decidió entregarse a un tipo cualquiera que conoció en la calle, posiblemente manteniendo las piernas cerradas por aquella reprensión inevitable que sentía a dejarse penetrar. Al mantener las piernas cerradas, tal parece que el individuo desesperado por introducírsela, empujó y empujo, abriéndose paso por el único orifico con el que su pene tenía contacto: el orificio de su uretra, penetrándola por la misma, lo que le provocó una hemorragia incontrolable, ya que –y de acuerdo a ella– el tipo tenía un gran pene, quien entonces se asustó y se marchó, dejándola con su problema. El caso es que cuando nosotros teníamos sexo, ella no abría las piernas y me decía que su orificio lo tenía arriba, diferente a las demás mujeres. A mí me pareció extraño, pero nunca le puse mucha atención por cuanto yo sentía mi pene dentro de ella, y me provocaba eyaculaciones de igual manera. Sí me dejaron dudas, entre ellas la posibilidad de que ella había nacido hermafrodita y la operaron. Pero aun si hubiera sido así, el orificio de la vagina estaría en el mismo lugar que el de todas las mujeres. De lo que sí no hay duda es que era mujer, tanto por su anatomia y figura, como por su comportamiento muy diferente de los de un llamado transgénero.
 Por otro lado ella siempre se negaba a abrirme las piernas, alegando que su vagina era muy fea y no quería que la viera, por lo que nunca le vi el orificio de su vagina. Además de eso notaba que mi pene salía con olor a orine cuando terminábamos el coito, además de estar lubricado con líquidos de mujer. También recuerdo que cuando ella orinaba, el chorro le salía como que de una manera desordenada, posiblemente a causa de lo muy expandida que tenía la uretra. O sea, no salía disparado en una dirección, ni hacia ese ruido peculiar que se oye cuando toda mujer orina, sino que más bien sonaba como un derramamiento de líquido que le mojaba toda su vulva. Otra cosa extraña era que a veces en medio del sexo me decia que esperara un momento a que orinara pues sentia que se le iba a salir la orina, lo que me parecia raro.
 Era realmente desconcertante para mi la facilidad con la que yo la penetraba sin que ella abriera las piernas; incluso, he experimentado más dificultades en encontrar el orifico de una vagina para penetrar a una mujer abriéndome las piernas... que la que experimentaba con esa mujer, a la que penetraba con una facilidad asombrosa mientras mantenía las piernas cerradas y a pesar de que ella estaba bien pasada de peso, lo que no dejaba espacio entre sus piernas.
Algo que también noté fue lo fácilmente que ella tenia orgasmos; tan pronto la penetraba, tenia varios orgasmos, uno seguido del otro. ¿Por qué era así? Mi sospecha radica en que la vulva tiene el clítoris un poco más arriba del orificio por dónde orina, y de ser penetrada a través de ella, pues el pene del hombre estaría en contacto directo con su clítoris, al que estimularía con el roce durante el coito.
 Esto es muy interesante, por cuanto de ser esto cierto, estaríamos hablando no solo de un sexo intensamente disfrutado sino que también de un sexo seguro para evitar embarazos. Si mis sospechas son ciertas, entonces nosotros somos unos grandes ignorantes en sexualidad. Por un lado no hubiéramos tenido que valernos de anticonceptivos para tener sexo, y por el otro, las mujeres disfrutarían mucho más el sexo y sin siquiera sentirse reprimida por temor a quedar embarazadas; todo lo que tuvieran que hacer es inicial el sexo uretral a la edad temprana de la adolescencia y con otros adolescentes que aun no tuvieran el pene totalmente desarrollado.
 Si una mujer puede ser penetrada por la uretra de la misma manera que las hienas manchadas lo son (animales que no solo son penetradas por el conducto por dónde orinan, sino que también a través de él paren, animales que nacen con la vagina sellada), entonces nosotros somos como unos demonios maldecidos por nuestros prejuicios, así como también lo estamos por nuestras mentiras. De hecho el orificio por donde las mujeres orinan es bastante grande, el chorro de orine se oye con fuerza cuando sale. Es muy posible que la mujer pudiera irse acostumbrando a la expansión de la uretra por medio de los penes de los adolescentes, practicándolo desde jóvenes.
Aunque la mujer de la hablo nunca me lo dijo o confirmó, el asunto es que el orificio por donde la penetraba estaba muy arriba, algo que nunca había notado en una mujer y ella misma me decía que su vagina era diferente a las de las demás mujeres... que no lo buscara abajo pues estaba arriba. Si en el mundo animal la hiena manchada tiene sexo a través del orificio por dónde orina y también por ahí paren, pues no veo nada anormal o imposible el que una mujer pueda ser penetrada por su uretra. 
Por otro lado, de acuerdo a la doctora que escribió el artículo que publiqué en la entrada anterior, ella dice que las mujeres pueden meterse el dedo dentro de la uretra dirigiéndolo hacia el ombligo, y que de esa manera experimentaran una buena sensación con la que obtendrán orgasmos. Sí se pueden meter un dedo, también se puede meter el pene de un niño, y luego el de un adolescente y luego el de un hombre; esa es mi conclusión. También de acuerdo al artículo de la doctora, es por ahí por donde la mujer lubrica; o sea que la uretra no es solamente un conducto para orinar, sino que dentro de ella se produce los líquidos que mojan la vulva de la mujer. La doctora dice, además, que las mujeres eyaculan por la uretra. Yo había visto videos de mujeres eyaculando y había pensado que eran falsos. Pero pude verlo ocurrir en una mujer a la que le estuve haciendo el sexo oral. Realmente pensé que se había orinado (lo que le pregunté, y lo negó) y probé el liquido pero me supo  a liquido vaginal. Por otro lado de  acuerdo a la doctora es cierto que una mujer puede tener una eyaculación así como la tienen los hombres aunque la cantidad y el espesor varia. No muchas mujeres lo consiguen, pero las que más piensan en el sexo y que menos reprimidas se sienten en relación a él, si tienen esa habilidad de disparar una eyaculación. Las que lo han logrado, dicen experimentar un placer intenso y un posterior relajamiento total.
Fuera lo que fuera, de lo que no tengo duda es que a través de la uretra se puede introducir un pene. Y si las mujeres lo hubieran intentado cuando niñas o adolescentes con niños y adolescentes, seguramente se les hubiera expandido gradualmente y ya de adulta podrían introducirse el largo y ancho miembro de un hombre así como se lo introdujo por primera vez la mujer esa de la que hablo. Y aunque tuvo una hemorragia prolongada, lo interesante es que se logró la penetración a pesar de que el tipo la tenía muy grande y ella seguramente tampoco se lúbrico ahí. Después ya no quiso tener sexo más que por el orificio de la uretra –si es que alguna vez lo tuvo por el conducto vaginal–, pues tal parece que le gustaba muchísimo más, ya que el pene se ponía en contacto con el clítoris por rozamientos.
Los miedos y los prejuicios han hecho de nosotros personas muy ignorantes de nuestras potencialidades sexuales; ni siquiera las mujeres conocen bien su propia vagina, y mucho menos sabemos de ella nosotros los hombres. Y ahora tal parece que los prejuicios se están haciendo más fuerte que nunca, pues las lesbianas no quieren ni siquiera que los hombres piropeen a las mujeres, y en algunos países europeos ellas quieren que sean multados los hombres que se volteen para mirarle para sus culos. Estamos entrando en una era más oscura de la que ya habíamos estado.
Quizás la naturaleza le puso el clítoris a la mujer más cerca de la uretra que del canal vaginal para que las mujeres pudieran tener coito libremente sin temor a quedar embarazada. De no ser así, el clítoris debería haber estado en el canal vaginal para que el pene se lo rozara cuando estuvieran juntos. Esa es mi conclusión.

Las hienas hembras tienen un clítoris que es comparable al pene masculino en lo que forma, tamaño y erección se refiere. Como tienen la vagina cerrada, las hienas hembras usan el clítoris para orinar, aparearse y parir. La hiena hembra da a luz a través de su “pene-clítoris”. No en vano, los partos son dolorosos y provocan desgarros que acaban con la vida de 1 de cada 10 madres y la asfixia del cachorro que nace en primer lugar.


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